lunes, 26 de julio de 2010

Soneto para Fumadores

(G. Munckel Alfaro)


Abrigado por la tibia penumbra,

Presto leve fuego a mi fría mano

Y se enciende mi rostro, cercano,

Cuando, de rojo, mi alma alumbra.


Azul, nace el humo en la sombra.

Dibuja solo, ágil artesano,

Y va perdiendo su arte temprano

En la brisa de distancias que nombra.


Flota solemne su cinta de seda,

Más ligera y libre que un pluma,

Pintando sutil, breve humareda.


Al final, entre la ficticia bruma

Y junto a la vida que aún queda,

Cae frágil la ceniza póstuma.

A nosotros, por las veces que fuimos

(Sarahi Cardona)


La mañana desnuda y nosotros.

Todo es imposible y esperas.

Traidor y embustera. Lo que quieras.

Lluviecita impasible. Los rastros.


No penetres mi alma. Guarda sueños.

No eres el ángel, mas sí un consuelo.

No soy lo que esperas, pero vuelo.

No te quiero perder, pero son años.


Estas anestesiado y perdido.

Callada, te sigo y voy sin rumbo.

Me sabes y buscas. Sigues dormido.


Ahora la luz te ha sorprendido.

Tal vez, de noche mires lo que hubo:

Yo con la herida, tú el dolido.