martes, 24 de julio de 2012

Polilla


(Yvonne Rojas Cáceres)

Aquí, si no andas pileado, no te bancas la vida, como que no te soportas pues. Balbuceó agitado, en tanto que bajaba la cuesta estirando el talego hacia la orilla. Pensá nomás: Tienes que torrar asustado porque te pueden manguear lo que te queda; tienes que pedir, aunque te duela pues el orgullo. ¿No ve, eres alguien? uno es persona, ha sido, ha nacido, come, piensa pues. Se persignó dos veces y arrojó el bulto con dificultad hacia el pantano. A otros no les importa, eso más te tienes que aguantar, te miran como bicho raro, te bajan a la categoría de un insecto. Me hacen cagar de risa. Elevó la voz en tanto que sus pupilas cristalinas apuntaban alrededor en busca de curiosos. Pero yo siempre he dicho, la gente les tiene miedo a los bichos y está bien. Los insectos son lo que por regla tienen que hacer el trabajo sucio. Se limpió el rastro de sangre que había salpicado a su rostro y contempló por un momento cómo su mano se transformaba en una larga pata peluda y verduzca.  Sus huesos se ablandaron  hasta que pudo elevarse hacia la salida del puente, volando donde está la luz. Mientras tanto el cuerpo se hundía en la ciénaga negra del Rocha.