martes, 17 de mayo de 2011

Cohelo y la Calaca

(G. Munckel Alfaro)


Escribe sin cesar el escritor

que con sonrisas y alharaca

se mantiene alejada a la Calaca

y todos sus libros hacen furor.


Se aprovecha hasta de los cojos,

el liso pajpaku literario.

Interesado sólo en su salario,

aprovecha que la Calaca no tiene ojos.


Pero como la Muerte tiene oídos finos

se entera rápido de todo su despelote

y decide apretarle el cogote

para darle fin a sus libros dañinos.


Pero el escritor, siempre positivo,

sonríe negando la presencia de la Calaca

que lo arrastra decidida hasta una cloaca

para dejar en su lugar al escritorzuelo repulsivo.