sábado, 6 de noviembre de 2010

Para una Imaginación

(Sarahi Cardona)


Una vez, conocí a una imaginación. No era extraordinaria, era más bien normal, aunque estaba un tanto confusa y se la veía estropeada. Estaba en un café, jugando con un limón y una vela, muy entretenida sacando el jugo del cebo. Cuando le pregunté qué hacía tan sola, me contó que quien la había imaginado, era un tipo inseguro, indeciso que prefirió que fuera ella quien lo encontrara. Ella lo buscó por mucho tiempo hasta que él la olvidó y ella se quedó perdida.