lunes, 30 de julio de 2012

De la nostalgia y otras alimañas


(G. Munckel Alfaro)

La nostalgia es una cosa rara, por lo menos cuando se apodera de mi tía. La pobre señora hizo de todo: Puso la cocina de cabeza, la llenó de trampas y veneno, llegó incluso a alquilar un gato (no lo compró porque no le gustan, lo cual es raro en una tía). Por supuesto, todo esto funcionó. Su estratagema fue un éxito rotundo. Pero, días atrás, la sorprendí echada de panza en el piso de la cocina, haciendo dibujitos en la pared. Dibujaba ratones, la pobre, que extrañaba tener una razón para gritar a la hora del té.

martes, 24 de julio de 2012

Polilla


(Yvonne Rojas Cáceres)

Aquí, si no andas pileado, no te bancas la vida, como que no te soportas pues. Balbuceó agitado, en tanto que bajaba la cuesta estirando el talego hacia la orilla. Pensá nomás: Tienes que torrar asustado porque te pueden manguear lo que te queda; tienes que pedir, aunque te duela pues el orgullo. ¿No ve, eres alguien? uno es persona, ha sido, ha nacido, come, piensa pues. Se persignó dos veces y arrojó el bulto con dificultad hacia el pantano. A otros no les importa, eso más te tienes que aguantar, te miran como bicho raro, te bajan a la categoría de un insecto. Me hacen cagar de risa. Elevó la voz en tanto que sus pupilas cristalinas apuntaban alrededor en busca de curiosos. Pero yo siempre he dicho, la gente les tiene miedo a los bichos y está bien. Los insectos son lo que por regla tienen que hacer el trabajo sucio. Se limpió el rastro de sangre que había salpicado a su rostro y contempló por un momento cómo su mano se transformaba en una larga pata peluda y verduzca.  Sus huesos se ablandaron  hasta que pudo elevarse hacia la salida del puente, volando donde está la luz. Mientras tanto el cuerpo se hundía en la ciénaga negra del Rocha.

lunes, 23 de julio de 2012

Los fantasmas de la avenida


(G. Munckel Alfaro)

¿Fantasmas dices? Yo una vez he visto. Pero no era pues unito. Te voy a contar. Se había hecho de noche y en auto estábamos yendo por la avenida. No había nadies y oscuro estaba. Y cuando hemos pasado por atrás del cementerio —ese que está en el camino de mi casa— una señora toda vestida de blanco y toda greñuda se ha aparecido en medio de la avenida. Se nos ha helado pues, casi la atropellamos a la doñita porque de la nada siempre ha salido. Ha sido bien jodido, porque cuando hemos frenado, la doña se ha acercado caminando hacia el auto y le hemos visto su cara siempre. Parecía que estaba gritando y que nos iba a arrojar con algo al vidrio; pero se ha esfumado, ha desaparecido siempre. Ahí mismo meta acelerador y a rajar nomás. Pero no andaba el auto. ¡No andaba el auto! Había que bajarse a empujar. No queríamos bajar, para qué te voy a mamar, estábamos cagados de miedo. Pero como ya no aparecía su fantasma de esa doña, nos hemos bajado nomás. Igual iba a ser peor quedarse ahí. Es bien jodido cuando ves un fantasma, da más miedo de lo que crees; pero cuando ves más de uno, es pues otra cosa. Nos hemos bajado del auto y ese rato se ha aparecido de nuevo la señora greñuda. Hemos gritado como locos. Pero luego hemos visto que más lejitos había más gente. Hemos gritado más fuerte, pidiendo ayuda; pero nada, ni bola. ¡Toditos eran fantasmas! No sé porqué, pero cuando hemos visto tanto fantasma, un poquito se nos ha pasado el susto. Eran pues como cincuenta fantasmas en plena avenida. No me vas a creer. ¡Bloqueo era!