martes, 6 de diciembre de 2011

Resignación

(Sarahi Cardona)


La he citado a las seis de la mañana en esta plaza. Sé que llegará tarde, pero necesitaba llegar antes. Quería sentir el aire frío de la madrugada, que mis ojos cansados sientan el viento lastimándolos. Al menos así tendrá sentido el querer dejar el insomnio atrás cuando ella llegue.

He venido con un vestido y me he puesto aretes. Sé que se acercará con su aliento desagradable, recorrerá con sus ásperas manos mis muslos y me lastimará el sexo. Está tardando, en el fondo no quiero que llegue, pero sé que lo hará. No hay vuelta atrás. La llamé y la necesito.

Me obligará a hacer todo lo que quiera. No me dejará salir a la ventana a ver la lluvia y tampoco dejará que saque el vino para la cena. Iré de su mano y a ella le gusta estar en un solo lugar.

Quiero respirar hondo y verla de frente cuando llegue, decirle que es bienvenida aunque sea mi última opción, que por ella voy a dejar atrás todo lo que ayer le dije a mi espejo.

La mañana no ha cambiado. Este asiento y mi último cigarrillo de libertad. Ya la veo acercarse. Me da miedo, me parece fea y simple, pero cuando llegue la abrazaré. Sí, ya la vi.