lunes, 25 de julio de 2011

Vista hacia un Café en una Tarde de Lluvia

(Sarahi Cardona)


Llegué tarde, unos minutos, pero tarde. Él ya estaba con ella, los vi por las ventanas ambarinas del café. Y admito que es realmente hermosa, es seductora y es femenina. Todo lo que se dice de ella siempre tiene que ver con misterio, brujería y pasión. Es fina, elegante, se mueve como si estuviera danzando. Me gusta verlos juntos, ella me atrae, me enloquece, me excita. Voy a entrar, quiero que ambos me vean, quiero que nos vayamos a casa, que él me desnude y la casa se inunde con el aroma de ella. Quiero que después de hacerme el amor, se quede viéndome a mí, con ella. Pero, no, mejor los dejo solos un rato más, son la imagen perfecta que quiero conservar. Él, el hombre que nunca acabará de ser mío, con el que se me perdieron los besos más cómplices y masoquistas y ella, su copa de vino que me dice que no hay más espacio para mí.