(G.
Munckel Alfaro)
Alguien que ha sido
olvidado contó alguna vez la historia del océano. Contó que, cada cien años, sus
aguas cantan con una voz que muy pocos pueden oír, pero que aquellos que
escuchan la canción del agua, sienten la necesidad de caminar hasta el océano.
Contó que los peregrinos no dejan de caminar al llegar a la playa, sino que
marchan mar adentro, hacía la garganta del océano. Contó que el océano no tiene
memoria y que, cada cien años, necesita alimentarse del recuerdo de la gente
para no olvidarlo.